«Todo el honor que tributamos a la Santísima Virgen vuelve a Dios, causa de todas sus perfecciones y virtudes. Con él glorificamos a Dios Padre porque honramos a la más perfecta de sus criaturas. Glorificamos al Hijo, porque alabamos a su purísima Madre. Glorificamos al Espíritu Santo, porque admiramos las gracias con que colmó a su Esposa» (San Luis María Grignion de Montfort)
Santo Rosario con cuentas de vidrio perladas, en el centro tiene una medalla de la Virgen y del revés la Divina Misericordia, terminando con una cruz italiana de estilo.
